Niñas curiosas que se convirtieron en grandes programadoras
A lo largo de la historia, muchas mujeres se
abocaron con gran pasión al trabajo científico en el campo de la
informática. Desde la aparición de las primeras computadoras hasta el
diseño de los precursores de los videojuegos actuales, las mujeres
tuvieron un papel fundamental en la programación y desarrollo de
proyectos de gran complejidad. Les proponemos recordar a algunas de
ellas.
Es importante y necesario animar a las jóvenes a estudiar informática y
aumentar el número de mujeres en carreras de computación científica. La
necesidad surge como respuesta al hecho de que este campo de la ciencia
es tradicionalmente dominado por los hombres, lo que genera un problema
de desigualdad de género.
Las iniciativas educativas que fomentan el acercamiento a la
programación son importantes porque pueden llegar a las niñas desde la
escuela primaria, animándolas a codificar de una manera accesible y
lúdica.
Ada Lovelace: la primera programadora de la historia
Ada Lovelace nació en 1815 y fue la hija del famoso poeta Lord Byron.
Desde muy temprana edad, Lovelace mostró un don para las matemáticas
que se convirtió en una gran pasión. A medida que Ada crecía, se
mostraba más y más interesada en las ciencias. Su madre alentó el
estudio de las matemáticas y contrató tutoras especializadas para la
educación de su hija. A la edad de 17 años, la adolescente conoció a su
mentor, Charles Babbage,
que ahora es conocido como el "padre de la computadora". Lovelace se
involucró mucho con la investigación de Babbage sobre una nueva máquina
que podía realizar y analizar cálculos matemáticos (el motor analítico,
una de las primeras computadoras). Tanto le interesó a Ada el trabajo de
Babbage que lo complementó con páginas de notas y dibujos. Esos
diagramas y dibujos eran nada menos que "programas" de cómputos para la
máquina. Un siglo más tarde, el trabajo de Babbage y Lovelace sería
fundamental en la construcción de la primera computadora.
Ver el siguiente video:
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Las chicas ENIAC
En la década de 1940, durante la Segunda Guerra Mundial,
el ejército estadounidense reclutó a seis mujeres para hacer funcionar a
la primera computadora electrónica programable, cuya sigla en inglés
era ENIAC (Electronic Numerical Integrator and Computer).
Jean Jennings Bartik, Marlyn Wescoff Meltzer, Ruth Lichterman Teitelbaum, Betty Snyder Holberton, Frances Bilas Spence y Kay Mauchly Antonelli fueron las seis programadoras conocidas como las "chicas ENIAC".
Con información limitada sobre la máquina y sin ningún tipo de lenguaje
de programación, estas mujeres tuvieron la tarea de cablear manualmente
la ENIAC y programarla. El objetivo era resolver ecuaciones de cálculo
diferencial que se usaban para apuntar misiles balísticos.
En
muchas de las fotografías que se conservan de la ENIAC aparecen estas
mujeres pero se creía que ellas solo estaban allí para hacer “más
bonita” la imagen. En aquellos años, en Estados Unidos, a las mujeres
que aparecían en las fotos de los anuncios de electrodomésticos se las
llamaba “refrigerator women” (¡mujeres heladera!). Así que
durante más de cuarenta años, se pensó que las mujeres que aparecían en
las fotos de la ENIAC eran eso: “mujeres heladera”. Pero ellas no eran
modelos, ni “mujeres heladera”, tampoco eran secretarias.
El hardware o cuerpo de ENIAC fue construido por los ingenieros John Presper Eckert y John William Mauchly.
Los nombres de estos dos varones se inmortalizaron en la historia por
haber sido considerados los responsables de uno de los grandes avances
del mundo. Pero el hardware jamás hubiese funcionado sin el trabajo
arduo de aquellas mujeres anónimas.
La tarea monumental de las
seis mujeres consistió no solo en “inventar” los programas, sino, cuando
ya los tenían resueltos, entrar en la sala donde estaba ENIAC y
proceder a la programación propiamente dicha. Es decir, a conectar y
desconectar los cables que llegaban a las 6000 clavijas,
de la misma manera que se hacía en las centrales telefónicas de
entonces. Programar no sólo era un desafío que ponía a prueba la mente,
también era una labor manual tediosa y repetitiva
Las mujeres de
la ENIAC finalizaron su trabajo en 1946 y tuvieron que pasar 70 años
para ser reconocidas como lo que fueron: programadoras brillantes.
La “asombrosa” Grace
Otra mujer notable que hizo contribuciones extraordinarias a la informática durante la Segunda Guerra Mundial fue Grace Hopper,
nacida en Nueva York en 1906. Desde muy pequeña demostró una gran
aptitud para las ciencias y las matemáticas. También le atraían mucho
los dispositivos mecánicos, a los 7 años desarmó todos los relojes de su
casa para ver si podía así entender su funcionamiento.
La
formación académica de Hopper fue intensa y espectacular. Estudió en
varias escuelas para mujeres y en 1924 ingresó en Vassar College en
Nueva York, donde cursó estudios en matemáticas y física, graduándose
con honores en 1928. Además obtuvo una beca para cursar un máster en
matemáticas en la Universidad de Yale, donde se graduó en 1930. Debido a
su gran potencial, Grace recibió la oferta de un puesto como asistente
en el departamento de matemáticas de Vassar College, donde permaneció
hasta 1943 mientras continuaba sus estudios en Yale, obteniendo el
doctorado en matemáticas en 1934.
Hopper se especializó en
matemáticas y es considerada una de las pioneras en el mundo de la
informática. Al terminar sus estudios, decidió unirse a las fuerzas
armadas en 1943 en plena Segunda Guerra Mundial, para lo cual tuvo que
obtener un permiso especial. Paralelamente a su trayectoria en la
Armada, hizo numerables aportaciones en el ámbito informático y se la
conoció como la “asombrosa” Grace. Fue enviada a Harvard para trabajar en el Proyecto de Computación que dirigía el comandante Howard Aiken, la construcción de la computadora Mark I.
Por otro lado, Hopper empezó a trabajar en la Eckert - Mauchly Corporation en Filadelfia, que en esos momentos estaban desarrollando las computadoras BINAC y UNIVAC I.
Trabajó en esa compañía y en sus sucesoras hasta su retiro en 1971.
Allí fue donde Hopper realizó sus mayores contribuciones a la
programación moderna.
En 1952, desarrolló el primer compilador de
la historia, llamado A-0, y en 1957 realizó el primer compilador para
procesamiento de datos que usaba comandos en inglés, el B-0 (FLOW-MATIC),
cuya aplicación principal era el cálculo de nóminas. Tras su
experiencia con FLOW-MATIC, Hopper pensó que podía crearse un lenguaje
de programación que usara comandos en inglés y que sirviera para
aplicaciones de negocios. La semilla de COBOL
había sido sembrada y 2 años después se creó el comité que diseñó el
famoso lenguaje. Hopper fue la precursora del lenguaje COBOL (Common
Business-Oriented Language), un lenguaje de programación universal, e
inédito en la época, capaz de ser comprendido por cualquier computadora y
que se ha utilizado principalmente en los negocios.
Las mujeres de la NASA
Las matemáticas e ingenieras afroestadounidenses que trabajaron en la NASA (Agencia Espacial de Estados Unidos) para las misiones Apolo y Mercurio debieron esperar muchos años para ser reconocidas.
Las
afroestadounidenses llegaron a trabajar al centro más antiguo de la
NASA en Langley, ciudad de Virginia, en la década de 1940. Sus cálculos
matemáticos fueron de vital importancia para el desarrollo de proyectos
aeronáuticos y de aviación.
Mary Jackson
trabajó en Langley la mayor parte de su vida y se convirtió en la
primera ingeniera aeronáutica de color de la NASA. Jackson y otras
colegas de color lograron entrar en la NASA después de que el entonces
presidente de Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt,
promulgara la Orden Ejecutiva 8802 que impedía el ejercicio de la
discriminación racial en la contratación de servicios federales y
vinculados con la guerra.
Estas
mujeres eran especialistas en cálculos y se encargaban de resolver las
ecuaciones de las misiones espaciales. Ellas estudiaban y describían
cada una de las funciones de una aeronave.
Por las normas y costumbres
de la época, la mayoría de las mujeres pasaba allí solo unos años,
hasta que les llegaba el turno de convertirse en esposas y madres. Pero
otras, gracias a su desempeño brillante, lograron dejar el rol de
“computadoras vivientes” para pasar a trabajar en proyectos científicos
de investigación aeroespacial.
El nombre por el que se conocía a
este grupo de mujeres afroestadounidenses era el de "computadoras del
ala oeste", donde se agrupaban las mujeres de color que realizaban esta
labor.
No se sabe con exactitud cuántas mujeres computadoras
trabajaron allí pero se estima que fueron miles las que aportaron su
conocimiento entre 1935 y 1970. Cuatro en particular, se hicieron
famosas por una película estrenada en 2016 que se llamó “Figuras ocultas”: Katherine Johnson, quien calculó la trayectoria de las misiones Apolo y Mercurio, Dorothy Vaughan, la primera supervisora afroestadounidense de la NASA, Mary Jackson, que se convirtió en 1958 en la primera ingeniera afroestadounidense de la NASA y Christine Darden,
quien trabajó en el desarrollo de los vuelos supersónicos. A los 98
años de edad, Johnson, recordó que su fascinación por los números
comenzó desde muy pequeña.
Carol Shaw: desarrolladora de videojuegos
Incluso
hoy en día, las mujeres enfrentan muchos prejuicios y dificultades para
trabajar en áreas de informática y computación. En los primeros tiempos
de la industria de los videojuegos, no fue diferente y Carol Shaw es prueba de ello: fue la primera mujer en trabajar como desarrolladora de videojuegos.
Carol
se graduó en ingeniería eléctrica y se convirtió en maestra en Ciencias
de la Computación en la década de 1970. Ella fue contratada por Atari y en 1978 participó en la creación de Polo. Tiempo después, en Activision, alcanzó su mayor éxito: River Raid.
El juego fue muy innovador en su momento por traer mecánicas sin
precedentes: además de una pantalla vertical, era posible controlar la
velocidad del avión y era necesario parar para reabastecer combustible y
continuar el juego.
Con el éxito de River Raid y de otros títulos
como Happy Trails, Othello y Super Breakout, Carol logró retirarse a
principios de la década de 1990 y realizó trabajos voluntarios en
instituciones de tecnología que promueven la investigación experimental.
A
pesar de estar lejos de los juegos desde hace algún tiempo, es
invaluable la contribución de Carol para el establecimiento de la
industria y para inspirar a más mujeres a desarrollar juegos y buscar
carreras en campos considerados típicamente masculinos.
Infancia y programación
El
código informático es el próximo lenguaje universal y su sintaxis
estará limitada solamente por la imaginación de la nueva generación de
programadores. Linda Liukas, escritora, dibujante y programadora finlandesa, está ayudando a educar a los niños para resolver problemas con computadoras.
La
idea de Linda es demostrar que las computadoras no son meros artefactos
mecánicos, aburridos y complicados sino máquinas coloridas y expresivas
destinadas a ser intervenidas.
Liukas cuenta que su viaje
personal hacia el mundo de la programación y la tecnología empezó a la
temprana edad de 14 años y que siempre fue “programadora”, pero nadie lo
sabía.
“Los niños de hoy tocan, deslizan y pulsan su camino hacia
el mundo. Pero si no les damos herramientas para construir con
computadoras, solo lograremos consumidores en vez de creadores”.
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