domingo, 23 de febrero de 2014

Segunda Era de las máquinas...

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Esa fantasía de atacar la compu con un martillo

Por Thomas L. Friedman Columnista DE THE NEW YORK TIMES

 

 La historia que más me gustó en el fascinante libro de Erik Brynjolfsson y Andrew McAfee “The Second Machine Age” relata que cuando le preguntaron al gran maestro holandés del ajedrez Jan Hein Donner cómo se prepararía para una partida de ajedrez contra una computadora, como Deep Blue, de IBM, Donner respondió: “Llevaría un martillo”.

 

Donner no es el único que fantasea con destruir algunos de los últimos avances en software y automatización que no sólo están reemplazando cada vez más rápido a los obreros, sino también a los empleados calificados y hasta a los grandes maestros.

En la última década ha ocurrido algo muy, muy impresionante. Se percibe en todos los empleos, fábricas y escuelas.

Mi síntesis es que el mundo pasó de “conectado a híperconectado”.  Brynjolfsson y McAfee, ambos del MIT, ofrecen una explicación más detallada: estamos en los inicios de la Segunda Era de las Máquinas.

La Primera Era de las Máquinas, sostienen, fue la Revolución Industrial que nació con el motor a vapor a fines del siglo XVIII. Esa época consistió en “sistemas de potencia para aumentar la fuerza humana”, explicó McAfee en una entrevista: “Cada sucesiva invención de esa era produjo más y más potencia. Pero todas exigieron que los humanos tomaran decisiones”.

Mano de obra y máquinas eran complementarias.  Brynjolfsson sostiene que en la Segunda Era de las Máquinas, por el contrario, “estamos comenzando a automatizar muchas más tareas cognitivas, muchos más de los sistemas de controles que determinan para qué utilizar esa potencia.  En muchos casos, las máquinas inteligentes de hoy pueden tomar mejores decisiones que los humanos”Los humanos y las máquinas impulsadas por un software probablemente serán cada vez más sustitutos, no complementos. 

Sumemos a esto la potencia de Internet. Pronto todos en el planeta tendremos un teléfono inteligente y cada caja registradora, motor de avión, iPad de estudiante y termostato transmitirá datos digitales a través de Internet.

De golpe, la velocidad y la pendiente de superación se vuelven muy rápidas y empinadas.  Si juntamos todos estos avances, dicen los autores, vemos que nuestra generación tendrá más capacidad que nunca para mejorar (o destruir) el mundo, dependiendo de menos gente y más tecnología.

Pero también significa que debemos rever nuestros contratos sociales, porque el trabajo es muy importante para la identidad y la dignidad de una persona y la estabilidad de la sociedad.

Los autores sugieren que analicemos bajar los impuestos sobre la mano de obra humana para que sea más barata que la digital, que reinventemos la educación para que más personas puedan “correr con, no contra, las máquinas”, y que hagamos mucho más para fomentar el espíritu empresario susceptible de inventar nuevas industrias y trabajos. Tenemos mucho para pensar, afirman, pero estamos en una regresión del empleo inducida por la recesión. Estamos en medio de un huracán tecnológico que está redefiniendo el trabajo y se duplica constantemente.

Copyright The New York Times, 2014. Traducción de Cristina Sardoy.

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